sábado, 12 de octubre de 2013

Todas las puertas de mis casas estuvieron abiertas para Alcy Doney Calle



Un proverbio persa dice: “Recuerda que el día en que naciste todos reían y tu llorabas; vive de tal manera que cuando mueras, todos lloren y tu rías” y desde hoy amigo ríe donde quiera que estés. 

Tú –amigo- que nada tuviste sino tus poemas rayados, corregidos, tachados, temblorosos poemas que yo entre dificultades de mi visión y tu ilegible letra leía, ¿traducía?.  Hoy debes estar al lado de la luz y riendo a carcajadas. Tú taciturno, callado hasta la timidez, poeta Alcy debes entablar desde hoy un diálogo infinito con el universo.

Pero te moriste, pendejo, tan joven, con los planes que trazamos a medio hacer, y me da tanta rabia. 

Soy una nena llorona, Jara mi amigo, Gloria mi amiga, Doña A mi madre, Sandra mi novia y tú lo sabían, y no pude más que llorar como un niño perdido y desamparado en medio de la ciudad que juntos recorrimos en busca de libros, autores y sueños.

Ayer cuando Freddy, tu hermano, me llamó y me dijo que ya no me acompañarías más… lloré, de rabia, te vuelvo a decir, porque te has muerto tan pronto.


Y hoy te escribo, Alcy cómplice, porque te fuiste y me debes los poemas y… ¿qué hago yo ahora? si estamos rodeados de ese tipo de poetas que se interesan en su ego poético. Friedrich  Nietzsche escribe en Así habla Zarathustra (ese libro que te gustaba) que es un falso poeta quien escribe para saciar su ego.

Tu Alcy no aspirabas a las luces de los críticos sobre tu obra, ni al Olimpo, ni al Parnaso, ni a las pobres conquistas femeninas que pretenden con sus versos esos falsos poetas o la popularidad que poetas mediáticos y empeñados en vendernos por Facebook su imagen buscan.

Tú eras un ser que construyó una obra desde la soledad y el desamor. Estuviste interesado en cantar para las minorías. Porque tu Alcy buscabas el silencio y lo encontraste en tus versos ayer viernes a tus cuarenta años.

Mierda, te has muerto y yo tengo tu ausencia.

Sin ser tu mejor amigo, ni tu confidente, ni siquiera el más cercano de tus colegas abrí las puertas de todas las casas que habité en Manizales para ti. Llegabas en la mañana nublada, al medio día o en la noche con la luz fría de septiembre como compañía. Llegabas lento, silencioso, con tus tenis rojos, tus camisetas sin marca alguna, tu morral lleno de ideas, proyectos, música, sueños y cigarrillos. Hoy  que no estás me quedo con tus libros publicados, con Ezra Pound un viejo cómplice, con tu imagen en la Casa de Poesía Fernando Mejía, con tus talleres en Anserma, con tus versos leídos en tantas ciudades, con la Poesía como testigo de nuestra amistad.

Con estas palabras que nos hermanan ¿por qué como más decirte sino con palabras que me dueles en los recuerdos y en los sueños próximos que tejimos bajo tu tinto infaltable y el abrazo cercano?, con estas palabras te digo adiós.

Poeta Alcy Doney Calle que todo lo que te negaron en esta tierra el Cielo te lo ofrezca a manos llenas y disfruta ya tu música, tus autores, tus películas, tus tragos, el amor y la risa.  

Te echaré de menos en esta fría ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.