martes, 26 de abril de 2011

... Un niño tímido vestido de soldado, siempre perderá la batalla.



Es abril, la lluvia cae a horas dispares, una neblina densa arropa las madrugadas. Hace poco hablé con el viejo Pablo y con el señor Sabines. Ahora escribo para ti o por ti. Qué mas da, ellos igual sabían que lo haría. Escribo como quien lanza ese grito al saber que su equipo acaba de anotar un gol. Escribo como quien ha guardado tanto un beso que todo el cuerpo no es suficiente para protegerlo. Escribir en fin, porque así puedo estar con mis palabras más cerca de ti.

Aquí quiero contar una batalla, un largo viaje peligroso y dulce... y me digo: acaso el amor no es una batalla, un viaje peligroso y dulce. Y al hablar del amor se hace necesario este verso del maestro Jorge Luis el más argentino de los argentinos, su verso dice:

             Es el amor tendré que ocultarme o que huir.

Y vos sabes que una noche cualquiera el amor ataca por la espalda, a mansalva, y claro ya nada será igual…

Por ejemplo, salir con los amigos que arden en mis manos, ir al mismo bar cuando más alta esta la noche, tomar uno o dos tragos de ron con hielo para calentar la sangre y saber que no es lo mismo si vos no vienes con nosotros
Claro, ahí está la perversidad del amor, sin tu voz, sin tus ojos, sin tu liviana y cálida risa… las conversaciones en Juan Sebastián Bar ya no serán lo mismo.

Pero qué va, no sé vos... yo estoy convencido que vale la pena.  Hay que hacer del amor lo mejor que tengas, recuérdalo siempre a uno lo salva -al final- el amor y la poesía.


Y acaso, no es poesía salir a la calle en la mañana de un sábado con tú olor pegado en el rostro, la espalda, las manos, las infinitas manos con que te invento. Ese olor tan tuyo que se adhiere a mi cuerpo, mi ropa, mi aliento.

Sabes?, recuerdo a nuestro amigo Miguel Méndez, El viejo poeta cucuteño, cuando en uno de sus libros escribe:


Ando perdido pero jubiloso.
Confieso que no se a donde voy,
pero la alegría me delata.
Todos saben que vengo de tu cuerpo


Don Pablo, el hechicero austral, me escucho con tanta atención cuando hablé de vos, dije, por ejemplo:
   - A ciertas horas de la noche sus ojos parecen más vivos y a mí me da pavor pensar que ese brillo ilumine para siempre mi voz y mi palabra.

Don Pablo frunció el seño y guardo un silencio cómplice. En cambio el señor Sabines, ese gran amigo mejicano, que oficia la poesía desde la palabra misma, rió un poco -solo un poco- y me dijo:
- Mira guey,
Yo no lo sé, de cierto lo supongo
que una mujer y un hombre
qlgún día se quieren
se van quedando solos poco a poco.
Algo en sus corazones les dicen que están solos
cualquier día despiertan sobre brazos
piensan entonces que lo saben todo
Se ven desnudos y lo saben todo
Yo no lo sé de cierto lo supongo

Ahora el que frunce el seño soy yo. Guardo silencio. Sin embargo quiero escribir, escribirte y contarte cosas tontas como que el computador se enfermó. Alguien le contagio un virus. Mínimo mis sobrinos y sus reproductores de música. Ahora tiene fiebre, es decir se calentó y se rehúsa a abrir la boca, digo la pantalla, para ver que tiene. En fin, el caso es que mañana lo llevare al doctor de computadores, y que ni llore, porque lo que es Jorge lo va a vacunar. Ya verá … ya verá
Lo que quiero decirte, y no se cómo, es que el amor también se hace de las cosas cotidianas y vos lo sabes. Esta noche fría don Pablo y el señor Sabines me lo han repetido tantas veces. Yo no les hago caso, no escucho consejos -vos lo sabes-

Pero ahora en medio de la brisa, cuando la noche quiere ser madrugada y un perro callejero (de los que tanto me gustan) ladra a una Luna de invierno diluida en mi Ciudad Amarilla  me pregunto: ¿Por qué escribir sobre del amor?

Avanza la mañana y el silencio de mi apartamento se llena con un aguacero de sombras, he aprendido que el amor es frágil, es un niño tímido vestido de soldado que siempre perderá la batalla pero no la guerra.

Y con el canto del primer pájaro me pregunto: ¿Por qué escribí sobre del amor?

No lo sé… no lo sé.


Fotografía: Manizales desde La Catedral Basílica. Foto de Juan Carlos Acevedo R.

3 comentarios:

  1. serà por que el amor es el incendio de dos almas empeñadas en crecer y manifestarse independientemente.

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  2. alguien ha llegado a revolcar su ser, alguien se ha convertido en ruido, en música, en esencia que perfuma sus días o sus noches
    una ausencia siempre presente le ha robado sus pensamientos

    algo en el interior renace como un fenix impetuoso, desde los deseos, desde el sentir

    el alma, el cuerpo, los sentidos y la mente se rinden, pues ya resistieron y han sido derrotados por la belleza,
    se rinden ante majestuoso sentir
    parece que no hay salida,
    y en medio de temores tormentos y heridas pasadas, es inevitable arrojarse a los brazos de esa deliciosa sensacion
    tan fatal, tal libre y tan peligroso, pero al final todo vale la pena

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  3. Era invierno de 2mil6 en tu ciudad amarilla, hoy 5 años después, invierno de 2mil11 en esta la misma ciudad amarilla que habitas tal vez por muchos o por pocos días....

    Te confieso que a fuerza de rabias, lagrimas e impotencia también aprendi que el amor es frágil, y que tu amor siempre será ese niño tímido vestido de soldado que perderá la batalla, por que tiene miedo a ganar la guerra.

    No se porque no le hice caso a las palabras de tu amigo Raúl, palabras que alguna vez me dijiste:
    "Los poetas amor mio,
    son unos hombres horribles,
    unos monstruos de soledad.
    Evítalos,
    empezando por mi.
    Los poetas amor mio,
    son para leerlos,
    léelos,
    más no hagas caso
    de lo que hagan con sus vidas".

    Se que fui una necia, al hacer caso omiso de esta recomendación, pero ya me conoces, si yo soy necia mi corazon lo es más y a mis ganas de olvidarte les digo: AÚN TE AMO.

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