lunes, 29 de agosto de 2011

La Mano de Dios y El Gol del Milagro



Tercer partido
Sede México
Visitante

En los años ochenta, recuerdo, Padre me hizo un regalo fabuloso, no era el balón Mikasa No 5 que esperaba de navidad, porque ese ya me lo había traído el niño Dios hacia un par de navidades atrás, el regalo fue llevarme una tarde de domingo al Estadio, el templo donde millones de fanáticos profesan una nueva religión la cual desconocía a mi corta edad. 

El desaparecido Estadio Fernando Londoño fue entonces mi nueva capilla. De la mano mi Padre y de esta visita al templo donde se jugaba fútbol de manera profesional surgió mi segundo amor, el cual llegó vestido de blanco. Por vez primera -a mis diez años- asistía al estadio a ver jugar al Cristal Caldas, ese era el nombre del equipo de mi ciudad en el 83- y un hombre -argentino como supondrán- se volvió mi ídolo. Ese hombre era Carlos Alberto Munutti, el portero de los blancos, de los albos, del Cristal Caldas. Ya no había como sacar esa llama que ardía en mi pecho. Nada podría extinguirla y yo  estaba dispuesto a demostrar que nada ni nadie la podría apagar.

Entonces con la pasión ardiendo dentro de mí llego ese inolvidable mundial de fútbol de México 86.


Corría la mitad de la década de los ochenta ya Michael Jackson era ídolo musical y rey del pop, Superman Dos llegaba a las pantallas y yo con trece años y con imágenes imborrables en mi memoria a causa de la  violencia narcoterrorista, el M-19 y la Toma del Palacio o el Volcán Galeras del Nevado del Ruíz conla infinita agonía de Omaira Sánchez me disponía por tercera vez a ver en mis vacaciones escolares de junio y julio un nuevo evento del mejor deporte del mundo.

Esta vez el país de los héroes del cine con que creció la generación de mi padre, es decir el cine mexicano sería la sede. Pique, la mascota de este mundial, los sombreros mexicanos y el Estadio Azteca veían llegar a los once gladiadores de cada país. Y entre ellos llegaba Diego Armando Maradona, quien ya había pasado por equipos como el Boca Juniors, el Barcelona y ahora militaba en el Nápoles. Tenía la edad justa para que el mundo, es decir la bobadita de mil quinientos millones de personas lo vieran convertirse en El Rey y yo, un muchacho de suburbio latinoamericano que habitaba una casa en la pequeña, pequeñísima ciudad de Manizales, sentado (ya) frente a un televisor Zenith -que marcas raras compraba Padre en cuestión de electrodomésticos- pude ver cada una de las inolvidables jugadas de El Diego y como no ser testigo del mejor gol de todos los mundiales; el que le anotó Diego Armando Maradona a Inglaterra cuando partió de la mitad del campo y se deshizo de siete rivales más el arquero y anotó para la Argentina y por supuesto fui testigo esa misma tarde soleada de mitad de año de La Mano de Dios.

Ahí mi alma se fue haciendo gaucha, ya tenía 13 años, despertaba al amor, a la vida y al fútbol el cual cada día jugaba mejor. Ya Maradona adornaba mis paredes blancas, ya no habría en adelante quien lo superara, a no ser que fuera argentino y por su puesto Diego Armando Maradona creó su propia leyenda. El  mundo del fútbol se rindió a sus pies, su nación también y fue declarado el mejor jugador del mundial y el balón de oro de ese año y de otros venideros. Yo que crecía en las calles de un país tercermundista llegué a hinchar hasta quedar sin voz en cada partido por esta selección hasta verla salir (por segunda vez en mi vida) campeona de un mundial de fútbol. Lamentablemente la de nuestro país era una selección del montón. No recuerdo el nombre de ningún jugador de la época excepto el del Willigton Ortiz y no recuerdo nunca un partido memorable durante los años ochenta.

Así terminé amando el fútbol y a la selección Argentina. Fue una década extraña, ya era hincha del Cristal Caldas en mi país, del Boca Juniors y del Barcelona F.C en el mundo, todo por culpa de Maradona, quien jugó en esos equipos y los hizo admirables para mí. Lentamente me preparaba para ver a mi próximo mundial de visitante, otra vez.



CUARTO PARTIDO
Sede Italia.
Visitante

Podrán imaginar mi nueva camiseta para dar la bienvenida a la década de los 90 en el mundial de fútbol que se jugaría en Italia. Que creen azul y blanca con el número diez… pues no, es decir, no del todo; porque la fiebre del fútbol nació en Colombia ese año de la mano de Francisco Pacho Maturana, un odontólogo chocoano que nos llevó, después de 28 largooooooooos años, a una cita mundialista.

Nuestra Selección Colombia fue uno de los 24 equipos que participaron de La Copa Mundial de Fútbol. Italia 90. Hicimos parte del Grupo D con Alemania Federal, Emiratos Árabes y Yugoslavia.

Iniciamos ganándole a Emiratos Árabes por uno a cero en Bolonia. Cinco días después perdimos ante Yugoslavia 1 x 0. Pero en un país acostumbrados a lo difícil debíamos supera al próximo rival para poder seguir soñando. Colombia tenía a El Pibe, no piensen en un jugador argentino, no señores, esta vez ese Pibe era costeño y se llamaba Carlos Valderrama su talento hacer magia en la cancha con la redonda, teníamos las zancadas de Freddy Rincón, la agilidad mental de Bernardo Redín y las manos de uno de los mejores porteros de todos los tiempos José René Higuita y con la fe del carbonero la selección empató 1 x 1 con Alemania un martes 18 de julio de 1990, era medio día y todo, todo, todo el país se paralizó.frente a 72.000 espectadores en el monumental

Estadio Giuseppe Meazza y ante cerca de dos mil milllones de televidentes el volente Freddy Rincón en tiempo adicional empató el cotejo con un tanto ante pase de Vladerrama, uno al que llamamos El Gol del Milagro.

Alemania saldría campeón y mi amada Argentina, con El Diego, venido a menos y llorando ante todo el mundo salió subcampeón. Nosotros no pasaríamos de los octavos de final por culpa de Roger Milla, pero no importaba nada. Habíamos llegado a un mundial. Mi país en un mundial, yo con 17 me quería comer al mundo y mi padre esa tarde lloró por primera y última vez delante de mío.

Desde ahí comencé a ver a la gente vestida con una camiseta de fútbol por las empinadas calles de mi ciudad, desde ese mundial la gente se pintó la cara con los tres colores de nuestra bandera, se pusieron manillas y relojes con los colores que nos identifican, cantamos canciones para apoyar a la selección, se hicieron muñequitos con los rostros de nuestros jugadores, los futbolistas ya no eran simples pataduras de barrio sino deportistas de élite que visitaban La Casa de Nariño y salían en las tapas de los cuadernos.

La gente entonaba el Himno Nacional con respeto y orgullo y sabíamos que de ahora en adelante la cosa en América sería de respeto. Y así fue. Todo gracias a los once gladiadores que defendieron los colores amarillo azul y rojo de un país y lo defendieron con huevos y talento. Desde ese mundial el fútbol en Colombia sería otra cosa.

Debo ser sincero y decirles que ese año, 1990, con mi lejanos 17 años el fútbol me enseñó de amores, traiciones, infidelidades y llanto. Amé a la Selección Argentina desde los cinco, aún la amo como se ama el primer amor, no me la puedo sacar de la sangre.


La traicioné con la Selección Colombia de 1990, esa amante que no esperaba en mi vida futbolística y que arde en mi recuerdo. Le fui infiel a mi amado Once Caldas con el Atlético Nacional de Pacho Maturana que salió campeón de la Copa Libertadores en 1999 y lloré en esa década con la pronta eliminación de nuestra Selección en el mundial de 1994 en Estados Unidos. Así que para saber de la vida tuve que aprender primero sobre fútbol. Pero esas son historias que contaré después.

2 comentarios:

  1. ja ja ja que gratos recuerdos han llegado a mi con ese mundial de 1990 en italia, para mi mente es mi primer tiempo y muchos de los partidos los tuve que vivir en un salon de clases en el cole... pero me acuerda de una anecdota de tu amada argentina, En el partido Argentina-Italia, el árbitro Michel Vautrot hizo jugar 8 minutos de más en el primer tiempo suplementario de ese partido. Más tarde, cuando le preguntaron, el francés respondió: “Bueno, me olvidé de mirar el reloj!”las cosas del futbol...
    miles de besitos esperare la 3ra parte

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  2. pdta... acuerdame de mostrarte una pelotica que tengo de material POP que tengo de ese mundial y es espectacular ... mas besitos

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