lunes, 20 de diciembre de 2010

Historias alrededor de un fogón

     
   Nos acostumbramos al fuego. Cada amanecer un pequeño estallido encendía la llama que calentaba el dormitorio durante el día. En las noches, debo decirlo, las brasas mantenían el ambiente tibio. Esa chispa inicial sobre el carbón emprendía toda una aventura.
Padre inició sus conocimientos con el abuelo, la historia anterior nunca la supe, pero Padre pudo dominar el fuego a su antojo desde siempre. Cerca de las cuatro de la mañana preparaba el fogón, disponía los tizones en forma circular, para cubrirlos -después- con un poco de esperma o de aceite, luego encendía una mecha que poco a poco daba fuerza al carbón que enrojecía hasta arden.